Tengo una foto de cuando tenia cuatro celulas
Hace unas cuantas décadas, la primera foto que uno tenía de su infancia era vestido de marinerito o princesa en su primera comunión. Hace unas pocas menos, la primera foto del álbum de nuestra vida era con un gorrito de hospital el día que vinimos al mundo.
Desde hace unos cuantos años, algunos pueden presumir de enseñar fotos de cuando flotaban felices en el útero de su madre, de su perfil en blanco y negro o incluso de su carita en 3D descubiertos in fraganti.
Hoy en día, y solo unos cuantos privilegiados, pueden tener una foto de cuando tan solo eran un embrión de cuatro células.
Un embrión luchando por sobrevivir fuera de su medio natural, por salir adelante, por ser el elegido para llegar al soñado útero materno, por convertirse en ese ser humano único y precioso que es un niño recién nacido.
Embrión de cuatro células. Foto que demuestra el amor incondicional de unos padres que han sufrido, peleado, llorado, tocado fondo…Unos padres que llevan ventaja a los demás en las noches sin dormir por sus hijos, en la preocupación, en el esfuerzo, en lo invertido en ellos…
Alguien creyó en mí cuando solo era un embrión de cuatro células. Alguien pensaba en mí, soñaba conmigo, me quería…
Uno al mirar esa foto de si mismo debe sentir tal orgullo y emoción que apenas pueda respirar o contener las lágrimas. Es una imagen que muestra la fuerza del amor de los seres humanos, el poder de su lucha, la perseverancia por conseguir nuestros sueños.
Uno debería enmarcar esa foto y contemplarla como un tesoro, un amuleto, una imagen que muestra la salida en las encrucijadas, la luz en las noches de oscuridad…
Ojala todos pudiéramos tener una foto de cuando éramos un embrión de cuatro células.