¿Y PORQUÉ NO?

Como ya hemos comentado en otras entradas del blog, los cambios sociales han modificados drástica mente los perfiles, no solo de las parejas, sino de las mujeres solas que anhelan la maternidad.

Los profesionales que peinan canas y los que ya no peinamos nada, todavía recordamos cuando lo habitual era tener el primer hijo por debajo de los 30 años. En la actualidad casi nos sorprendemos cuando ocurre esto. Por otra parte,  han aumentado  las nuevas parejas, las parejas homosexuales, los casos de parejas que desean gestación después de una vasectomía o ligadura de trompas, o simplemente las mujeres  que han decidido posponer la maternidad por la causa que fuere.

Algunas veces, las mujeres en estas circunstancias,  sospechan  que las dificultades para conseguir una gestación pueden ser  abundantes, pero son pocas las que están preparada para escuchar que su única opción es la donación ovocitaria.

Aunque la mujer/la pareja  hubiera pensado en esta posibilidad, de repente se enfrenta  con preocupaciones, miedos y fantasmas que pueden precisar apoyo psicológico.

Entre los aspectos psicológicos que pueden afectar a la mujer se encuentra el cambio de la percepción que pueda tener  sobres su persona  el entorno,  su pareja, y en definitiva  ella misma. La  mujer,  que se encuentra en perfecto estafo físico, estable emocionalmente, con una actividad normal, a veces  febril,  de pronto se plantea:

• ¿He dejado de ser joven?
• ¿Tengo que renunciar a transmitir mi carga genética?. ¿La que transmitieron mis padres y antes mis abuelos?
• ¿Cómo aceptará mi pareja que no puedo tener hijos?
• ¿Qué pensará mis amigos?. ¿nuestros familiares?

Entre los miedos se plantean de manera iterativa los relacionados con la donante:

• Origen, nivel intelectual, motivaciones para la donación, transmisión de enfermedades, transmisión de carácter…..

Y con respecto al recién nacido

• Posibilidad de la presentación de una enfermedad que pudiera ser curada conociendo a la donante
• Decir la verdad al niño en el momento adecuado o no.

Todas estas cuestiones  deben de ser aclaradas en la consulta hasta conseguir que desaparezcan lo que en la mayoría de los casos sólo son fantasmas.  Pero todo esto solo sucederá  como fruto de la reflexión de la mujer o de la pareja, con el apoyo de los profesionales. Cuando esto sucede, de repente se enciende la luz como si hubiéramos accionado un interruptor. Entonces la mujer dice

¿y por que no?

Y a partir de ahí solo pararemos hasta conseguirlo.