¿Reproducción humana o humanizada?

Como profesionales estamos obligados tanto a poner todos los medios y a proporcionar la tecnología más avanzada como a acompañar a las parejas en un camino dificultoso, en ocasiones no exento de sufrimiento.

Éste área de la medicina no trabaja con pacientes enfermos, sino con parejas sanas con unos deseos y unas expectativas que no siempre se ajustan a la realidad. En este orden de cosas, una vez realizado el estudio de infertilidad, no solo debemos emitir un diagnóstico y efectuar un tratamiento de manera mecánica, sino personalizar las opciones terapéuticas. Explicar los pros y los contras, como si de un traje a medida se tratara, discutir las posibilidades con la pareja y decidir de manera conjunta el tratamiento, siempre que esto sea posible.

La tecnología ha avanzado rápidamente en los últimos años y hemos conseguido triplicar las tasas de gestación. En estos momentos somos capaces de conseguir embarazos sin apenas espermatozoides, incluso extraerlos del propio testículo, tratar a parejas serodiscordantes, evitar mediante el diagnóstico preimplantacional la presentación de enfermedades genéticas. Contamos con la colaboración de donantes de óvulos y de espermatozoides cuando los propios han dejado de ser adecuados. Tenemos a nuestra disposición aparatos de última tecnología, como el embryoscope, que nos permite seguir segundo a segundo el desarrollo de nuestros embriones.

Pero todo esto no será suficiente si no somos capaces de aportar a nuestros pacientes accesibilidad, proximidad, información y consuelo cuando sea necesario. Lo que tenemos que tener es, sobre todo, personas que trabajen con personas.

Si lo hacemos así, no tendremos límites.

Dr. Miguel García Giménez
Dr. Miguel García Giménez
Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza. Especialista en Obstetricia y Ginecología en el Hospital de Donostia. Doctor en Medicina por la Universidad de Zaragoza.